jueves, 12 de diciembre de 2013

Tiempo de huevos fritos

El invierno se presta a almorzar. Salidicas cortas, en las que uno coge la bici más que nada para comerse un par de huevos fritos sin remordimiento alguno. Y eso es lo que hice yo el pasado fin de semana. Sobra decir que esto no se puede o no se debe hacer todos los domingos que sales con la bici que si no llegas a casa más hinchado que lo que has salido y no es plan. Luego vas de puto culo a cualquier sitio que vas, a la cicloturista de turno, porque estas acostumbrado a parar y comerte dos huevos fritos y eso en las marchas no se puede hacer y luego te toca sufrir como un perro, a descolgarte grupo tras grupo y pensar que la meta no llega nunca.
Pero en invierno es otra cosa. Parece que esto último esta permitido. O por lo menos nos lo permitimos los bicicleteros. Que una vez al año no hace daño. Una, dos, tres o las que hagan falta. Y también se agradece.
El último fin de semana que sali me fui con mi padre a las Murallas de Grisen y paramos en el bar  de allí. Me sorprendio gratamente, un sitio pequeño con aroma a viejo y estufa de leña. Sin lujos pero donde se almuerza de p. m. y barato . Lo recomiendo encarecidamente.





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