martes, 17 de diciembre de 2013

Tiempo de huevos fritos (y II)

Siguiendo con las salidicas de invierno, el domingo último hice con mi padre la vuelta a la Atalaya. Hacia un día de perros con una niebla que no se levanto en todo el día pero días de estos también tienen su encanto. Estos días prefiero salir con la bici de montaña, vas mas tranquilo y no te tienes que enfrentar al tráfico en días que no ves más allá de veinte metros por delante de tus narices. Parece que da más respeto.
Hicimos la Vuelta a la Atalaya, subir por el Castellar y bajar por la Costera hasta Alfocea. Aun dimos un pequeño rodeo a orillas del rio antes de volver. A la vuelta paramos a echar un bocado en el bar Sobre Ruedas de Alfocea.
Garito que ha cobrado gran fama en el mundillo betetero zaragozano gracias a su parrilla y a sus particulares instalaciones. Altamente recomendable también. Estaba a reventar de gente y allí nos encontremos con unos compañeros del C.C.Aragonés.
Os dejo unas fotos de la jornada.
 



jueves, 12 de diciembre de 2013

Tiempo de huevos fritos

El invierno se presta a almorzar. Salidicas cortas, en las que uno coge la bici más que nada para comerse un par de huevos fritos sin remordimiento alguno. Y eso es lo que hice yo el pasado fin de semana. Sobra decir que esto no se puede o no se debe hacer todos los domingos que sales con la bici que si no llegas a casa más hinchado que lo que has salido y no es plan. Luego vas de puto culo a cualquier sitio que vas, a la cicloturista de turno, porque estas acostumbrado a parar y comerte dos huevos fritos y eso en las marchas no se puede hacer y luego te toca sufrir como un perro, a descolgarte grupo tras grupo y pensar que la meta no llega nunca.
Pero en invierno es otra cosa. Parece que esto último esta permitido. O por lo menos nos lo permitimos los bicicleteros. Que una vez al año no hace daño. Una, dos, tres o las que hagan falta. Y también se agradece.
El último fin de semana que sali me fui con mi padre a las Murallas de Grisen y paramos en el bar  de allí. Me sorprendio gratamente, un sitio pequeño con aroma a viejo y estufa de leña. Sin lujos pero donde se almuerza de p. m. y barato . Lo recomiendo encarecidamente.