miércoles, 9 de abril de 2014

Mariano Catalán y Monlora 2014


Este Abril he hecho dos cicloturistas que tenía ganas este año, la Mariano Catalán y, por enésima vez y tras un mal año en blanco, Monlora.
A la Mariano Catalán tenía ganas de ir por su significación ciclista y por ver de primera mano el buen quehacer de El Pedal Aragonés. La marcha conmemora el primer viaje documentado que se hizo en bicicleta en España. Un 28 de marzo de 1808 el oscense Mariano Catalán y su compañero Gregorio Barrio emprenden marcha a Zaragoza desde Huesca. Por aquel entonces la ida y vuelta les cuesta 24 horas.
En 2013 nace la Mariano Catalán para celebrar y recordar tan insigne hecho.
El 30 de marzo amanece nublado y las pésimas previsiones del 100% de lluvia sobre Zaragoza hacen que solo se presenten en la salida 80 de los 90 inscritos. Con el chubasquero en el bolsillo de detrás y pensando en la media vuelta al mínimo atisbo de lluvia nos presentamos yo y mi padre en la salida.
Pese al pesimismo reinante por lo menos vemos que no llueve y no tiene mucha pinta de hacerlo. Cielo cubierto sí pero no negro presagiador de agua.
Nos tomamos un café y unas pastas y allí nos encontramos con algunos viejos conocidos, como Jose Pelegrín, el presidente del C.C.Aragonés. Lo de este hombre y a sus años es de admirar, el día de antes hizo una brevet de 200 y hoy se va a meter entre pecho y espalda los 140 de la Zaragoza-Huesca-Zaragoza. Ya le pueden hacer entrevistas en la tele ya....El tiempo va pasando y tras algunas foticos pronto dan las ocho. Salida. Se empieza suave con caras un tanto serias por  el tiempo. Se rueda a ritmo vivo pero asequible para todo el mundo. Delante va un coche con jotas. Todo muy folclórico y muy aragonés. Los kilómetros pasan deprisa y pronto se llega al puerto de Las Canteras en el que se desbarajusta la paz reinante. Cada uno sube como puede y los más fuertes llegan primero a Huesca.
En Huesca se para a almorzar. Como esta mandao. Sándwich, dos barritas y un plátano. Luego café y pastas. Tras un rato de estar ahí y de esperar a la Guardia Civil se emprende el regreso. También todos juntos pero esta vez con caída de una chica del Enbizzi.
Por lo demás todo muy bien. La única marcha en la que he estado que se rueda en grupo de principio a fin. El que no haya clasificaciones ni tiempos remarca el carácter festivo de este día. Lo único que eche en falta que no hubiera alguna cervecita fresca a la llegada y algo más de animación. Por lo demás, chapeau. Se nota el interés y la buena voluntad de esta gente.
 
 
La siguiente que quería hacer este año era la Monlora. Aprovechando que este año me veía con ganas y un poco bien de forma decido apuntarme. Tras un mal 2013 por temas laborales, el 2014 se presenta mejor. Dan buen tiempo y este año quiero ver que crono puedo parar.
La marcha de Huesca me ha servido de último entrenamiento de fondo y pienso que este año lo puedo hacer bien. Con hacer menos de 4 horas me conformo pero quiero ver si puedo llegar en menos de 3h47m. del primer año que la hice en 2007.
Como siempre se sale rapidísimo, yo voy guardando las distancias para evitar una posible caída. Hasta llegar a los llanos de Ayerbe es una auténtica locura. Cada año se corre más. Basta con mirar las clasificaciones de cada año para darse cuenta. Parece que no se toca techo.
Yo me he levantado con las tripas un poco revueltas y al principio lo achaco a que a lo mejor cene demasiado el sábado. Me entra mala gana y como ganas de vomitar. Mala señal.
Aguanto con el grupo grande hasta el principio del puerto de Santa Eulalia pero al empezar a subir me empiezo a encontrar peor. Veo como me voy quedando sin fuerzas y me desespero al ver que no puedo seguir a nadie hasta que al final tengo que parar un par de veces porque no podía mas. Subo, mejor dicho, me arrastro como puedo hasta el alto y allí decido abandonar y subirme al autobús de los retirados. Mala suerte. He debido de pillar alguna gastroenteritis y me ha dejado hecho polvo.
El retirarte te deja una sensación extraña en el cuerpo. Como si todo el mundo fuera mejor que tú. Pero lo que mas sentía era que mi hija estaba esperandome en la meta y no iba a ver a su padre subir con la bici. Pero hoy una retirada bien vale una victoria y no estaba en condiciones de seguir.
Lo que me ha pasado hoy me ha servido para reflexionar. Tanto pensar en hacer buen tiempo y por una casualidad pillo un virus y se va todo al garete.
Para el año que viene. Pero esta vez sin tanta obsesión con el tiempo. O por lo menos esa es la idea.
 
 

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